La violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones de derechos humanos más prevalentes en el mundo. Aunque la violencia armada afecta a todas las personas, para mujeres y niñas se manifiesta de formas específicas y alarmantes, con consecuencias devastadoras para su salud, seguridad y sus vidas. Esta violencia se origina en el desequilibrio de poder, la desigualdad y los estereotipos que ven a las mujeres como inferiores.
Además de los homicidios, las armas de fuego son utilizadas de forma generalizada en suicidios, intimidaciones y amenazas, y también causan muertes y lesiones no intencionales. La violencia de género, incluyendo la violación, la violencia doméstica y la explotación sexual, es una consecuencia frecuente y a menudo subregistrada de la violencia armada.
El Femicidio: La Consecuencia Más Extrema
El femicidio es la manifestación más grave de la violencia de género, el asesinato de una mujer por su condición de género. Estos crímenes no son actos aislados, sino la culminación de ciclos de violencia que nacen de la desigualdad y la discriminación. En 2023, aproximadamente 51,100 mujeres y niñas fueron asesinadas en el mundo por sus parejas o familiares, lo que equivale a un trágico promedio de 140 vidas perdidas cada día.
En América Latina, esta cifra es igualmente alarmante. En 2024, casi 3,900 mujeres fueron víctimas de femicidio en 27 países de la región, un promedio de 11 mujeres asesinadas por día por razones de género. En Costa Rica, hemos sido testigos de un aumento preocupante, con 209 femicidios entre 2017 y 2024. Solo en el año 2023, se registraron 32 víctimas, el año más violento del período.

Los Espacios de Confianza: Se Convierten en Espacio de Riesgo
Paradójicamente, el hogar, que debería ser un refugio de seguridad, es a menudo el lugar más peligroso para mujeres y niñas. Las estadísticas demuestran que, en cuatro de cada cinco regiones del mundo, es el lugar más probable donde una mujer puede ser asesinada.

En Costa Rica, la mayoría de los femicidios entre 2017 y 2024 ocurrieron en casas de habitación y fueron cometidos por la pareja o expareja de la víctima. El año pasado, el 67,74% de los femicidios ocurrieron en casas de habitación y 54,84% fueron cometidos por la pareja o el esposo de la víctima. Esta tendencia resalta que la violencia impulsada por la posesividad, los celos y el miedo al abandono.

El Papel de las Armas de Fuego
La presencia de armas de fuego en el hogar incrementa dramáticamente el riesgo y la letalidad de la violencia contra las mujeres. Un arma no solo puede ser usada para asesinar, sino también como herramienta de intimidación y control para facilitar otras formas de violencia física, psicológica y sexual.
En Costa Rica, el uso de armas de fuego en femicidios ha aumentado de forma notable en los últimos dos años, representando casi la mitad de los casos en 2024. Esto evidencia cómo la disponibilidad de armas hace que la violencia sea más mortal y dificulta que las víctimas escapen. Es crucial entender que, en este contexto, las armas de posesión legal son tan peligrosas como las ilegales.

El femicidio no solo destruye la vida de la víctima, sino que también deja un rastro de devastación para sus hijos y familias. Los datos muestran que una gran cantidad de víctimas de femicidio comparten hijos con sus agresores, dejando a cientos de niños y niñas huérfanos.


